Fundación Vicente Ferrer

Construcción de 197 casas para familias sin hogar desde 2009 en Ananthapur, India.

www.fundacionvicenteferrer.org

El trabajo de Vicente Ferrer en Anantapur comienza en 1969, una zona desolada del centro-sur de La India, con una situación de carencia extrema y continuada. El planteamiento estratégico sobre la realización la acción humanitaria se basa en un doble principio de acción integral y de calidad, implicando siempre a las autoridades y población local.

En el Estado de Andhra Pradesh viven 50 millones de habitantes, con un 70% de población rural. En la región de Anantapur viven casi 4 millones de personas, de las cuales el 35% vive en una situación de extrema pobreza. La población a la que va destinada la acción de la Fundación Vicente Ferrer pertenece al medio rural y se encuadra en los grupos más bajos del sistema de castas, así como grupos tribales, los más pobres y de menos recursos.

Los logros de de la Fundación Vicente Ferrer en las 6 áreas en las que desarrolla su trabajo han sido enormes en 55 años, en educación, apoyo a la mujer, en vivienda, sanidad, personas con discapacidad, ecología e infraestructuras.

La Fundación Carmen Gandarias colabora desde 2009 con la Fundación Vicente Ferrer en el programa de construcción de casas, para personas de las castas más desfavorecidas, en la región de Anantapur, Estado de Andhra Pradesh, India, habiendo financiado la construcción de un total de 197 viviendas. Entre 2009 y 2011 la Fundación Carmen Gandarias ha financiado la construcción de 80 viviendas para familias de dalits o intocables que habitan en chozas o chabolas, la mayoría de las cuales ni siquiera son de su propiedad. Su necesidad de vivienda era evidente y severa.

Desde 2014 hasta 2024, la Fundación ha aprobado ocho nuevos proyectos para construir otras 117 casas en las aldeas de Janampalli, Namala, Bathinavaripalli, Mudigubba, Odulapalli, Ramasagaram, Konapuram, Kommemarry y Ontikonda, en la región de Ananthapur. La financiación de la Fundación cubre el 90% del coste de cada vivienda, que corresponde a la adquisición de materiales y pago de los profesionales que intervienen en la construcción, es decir, la mano de obra necesaria para los trabajos técnicos más difíciles. El resto del coste lo asumen la Fundación Vicente Ferrer, que asume la coordinación y supervisión local del proyecto, y la propia comunidad beneficiaria de las viviendas, que aporta mano de obra no especializada y el terreno sobre el que se edifican las viviendas.

Las construcciones, de unos 60 metros cuadrados, son robustas y funcionales, adaptadas a las necesidades de la región, y garantizan un alojamiento seguro y salubre para las familias. La progresión socio económica de las familias es evidente, sobre todo para la segunda generación: al disponer de vivienda estable, las familias abandonan el nomadismo y los progenitores pueden acceder a trabajos más estables. Los niños crecen más sanos, en un entorno más seguro y pueden asistir a la escuela con regularidad, lo que les permite acceder a nivel educativo superior al de sus padres y, a unos mejores empleos en su etapa adulta. 

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