Fundación Religiosos para la Salud

Proyectos de mejora de la salud y la nutrición de niños en el Salvador y Honduras, Centroamérica, y Burkina Faso, África.

www.fundacionfrs.es

La Fundación Religiosos para la Salud fue creada en 2008 por iniciativa de varias congregaciones religiosas para canalizar la ayuda de dichas instituciones en materia sanitaria en favor de colectivos sociales desfavorecidos. Un total de 10 congregaciones forman parte del patronato de esta fundación. 

Su finalidad es el apoyo y fomento de la salud en favor de los colectivos más desfavorecidos y vulnerables, para lo cual desarrollan proyectos sanitarios en el ámbito internacional. Trabajan principalmente con personal y medios propios, aunque también se pueden apoyar en otras instituciones sin ánimo de lucro para conseguir sus fines. 

Desde 2008 ha desarrollado proyectos sanitarios en Africa (Guinea Ecuatorial, Kenia y Sierra Leona), Asia (Filipinas) y América (Paraguay, El Salvador, Colombia y Ecuador), con un presupuesto total superior a 6 millones de euros. 

La Fundación Carmen Gandarias ha colaborado con Religiosos para la Salud en 2018 y 2019 apoyando un proyecto de mejora de la salud y la nutrición de niños entre 2 a 8 años en una zona fronteriza entre el Salvador y Honduras, en los municipios de La Laguna y Olosingo. Los niños pertenecen a familias dedicadas a la agricultura de subsistencia, con bajo nivel cultural, existiendo una amplia afectación de enfermedades parasitarias. 

El centro sanitario público de la zona carece de recursos para atender a la población y apenas tiene presupuesto para dispensar medicinas, por lo que los enfermos deben adquirirlas por sus propios medios, lo que se traduce en graves carencias de atención. 

Las Hermanas Carmelitas Misioneras, viendo la necesidad de ofrecer una salud de calidad a un precio módico, cuenta con una pequeña clínica que gracias a donaciones recibidas se ha podido ir desarrollando y ofrece actualmente servicio de medicina general, odontología, fisioterapia, laboratorio y psicología, además de un área materno infantil donde se da seguimiento a niños de 0 a 5 años. A través de este centro se está realizando una atención directa de 1.200 niños de edades comprendidas entre los 2 a 8 años, que es el colectivo de mayor vulnerabilidad a contraer parásitos que serían la causa de un pobre desarrollo fisiológico y un bajo rendimiento escolar. El proyecto se completó con un programa de nutrición intensivo de estos niños y el fomento del cultivo de la soja entre las familias, un cereal más nutritivo que sus actuales cultivos. 

En 2020 aprobamos un proyecto de lucha contra la desnutrición de 250 niños y 50 madres embarazadas, en situación de grave desnutrición, en tres aldeas del oeste de Burkina Faso, en Africa. El proyecto consistió en, además de una intervención sanitaria directa con los niños y sus familias, en la rehabilitación de un molino para la fabricación de harina misola, un tipo de alimento enriquecido muy nutritivo, y promover la organización de las mujeres de las 4 aldeas del proyecto para la venta de la harina que no consuman en el hogar y con el producto de la venta garantizar la sostenibilidad de las instalaciones del molino. 

Desde 2022 hasta la actualidad estamos apoyando a la Fundación Religiosos para la Salud financiando un proyecto nutricional en la República Democrática del Congo, en la localidad de Kananga, en la misión de las hermanas Carmelitas Misioneras, que actúan como socio o contraparte local.  Las misioneras Carmelitas atienden anualmente un promedio de 500 niños con problemas graves de desnutrición. Este proyecto quiere ofrecer oportunidades eficaces y efectivas para tratar, reducir, y prevenir la desnutrición de la población y tiene varias actividades que se conectan y forman un todo: 

  • Atención nutricional, médica y afectiva a niños con desnutrición entre 6 meses y 8 años. Se suministran dos comidas por día a los niños y los medicamentos que necesiten.
  • Formación higiénico-sanitaria y de emprendimiento de las madres de los niños. Se están impartiendo clases de costura, planchado – muchas mujeres se ganan la vida planchando a domicilio con planchas de carbón- y fabricación de jabón en barra y liquido. También se han suministrado 20 máquinas de coser cada año a las madres que han optado por emprender un micronegocio de costura, tras la formación recibida.
  • También se ha creado un huerto para poder enseñar a las madres las técnicas de cultivo, con dos hectáreas de maíz, yuca, plátanos y legumbres cultivados, para proveerse ellas mismas de alimento y también proveer de alimentos al centro nutricional. Esta actividad se articula como  un autofinanciamiento del centro nutricional.