La misión de Behar Bidasoa se inspira en el trabajo del misionero José Ramón Amunarriz, quien en 1976 se traslada desde Irún, Gipuzkoa, a Ruanda, y comienza a trabajar en la región de Kabuga, distrito de Kamonyi. En aquel momento la región se hallaba en una situación muy deficitaria, caracterizada por la pobreza extrema, el aislamiento, impacto de enfermedades y la incultura.
El polo de desarrollo de Kabuga se sitúa en el distrito administrativo de Kamonyi, en el centro de Ruanda, una comarca de contexto montañoso, con profundos valles y dificultades de comunicación. La densidad de población es elevada, como en todo el país en general. En Kabuga viven 15.000 habitantes. La actividad económica principal es la agricultura de subsistencia, actividad a la que se dedica el 85% de la población. La sobreexplotación de la tierra, la población creciente y el clima incierto hacen que la desnutrición esté muy extendida entre la población. En el plano educativo, la situación no es mucho mejor: la mitad de la población (la mayoría de las mujeres) son analfabetos y sólo y 6% de la población ha cursado algún estudio de educación secundaria.
Partiendo del trabajo realizado por el padre Amunarriz, a lo largo de estos más de 30 años se han acometido numerosas iniciativas en el polo de desarrollo de Kabuga: un programa agrícola, que ha mejorado notablemente la cantidad y calidad de los cultivos de la región; un amplio programa educativo, que incluye una escuela profesional y becas para chicos y chicas para financiar sus estudios de secundaria o universitarios, junto con tres talleres laborales de carpintería, soldadura mecánica y costura, que han permitido la inserción laboral de numerosos jóvenes de la zona; un programa de higiene pública, con la captación de agua y su distribución y almacenamiento en condiciones de salubridad; numerosas personas de Irún y del entorno están apadrinando niños en Ruanda, y también se colabora con el Hospital público de Kabuga, financiando determinadas intervenciones sanitarias.
La Fundación Carmen Gandarias colabora con Behar Bidasoa desde 2011, habiendo financiado la construcción de 41 viviendas para familias sin recursos de Kabuga, principalmente madres solas con hijos y familias con personas discapacitadas dependientes. En 2024 la Fundación Carmen Gandarias ha financiado la construcción de 3 nuevas viviendas.
Con este proyecto, se mejora enormemente la calidad de vida de las familias, y también se beneficia a la comunidad, en la medida en que se emplea a los trabajadores de la zona en la propia construcción. Se observa que este proyecto está teniendo una influencia significativa en la mejora de la socialización, ya que las casas se construyen próximas las unas a las otras, formando pequeños núcleos de población, lo que facilita la comunicación y apoyo mutuo entre familias, superando la dispersión en la que previamente vivían. Además, se facilita el acceso directo al agua, ya que Behar Bidasoa está instalando una fuente comunitaria en cada asentamiento de casas.